Arte en las manos


Las manualidades ayudan a los estudiantes en muchos aspectos. Son una manera inteligente de mantener la mente ocupada creando algo nuevo y único.

La mayor parte de las personas comprende la importancia de las manualidades en el nivel preescolar, pero ¿siguen siendo importantes las artes manuales en niveles más avanzados? Para la arquitecta y maestra de manualidades Carolina García Marcano la respuesta es sí.

Y le sobran razones.

Los trabajos creativos ayudan a los estudiantes en diferentes aspectos. Por un lado, dice, son una manera inteligente de mantener la mente ocupada creando algo nuevo y único.

Además, ayudan al niño a desarrollar su creatividad y a visualizar un objeto en primera, segunda, tercera y, cuando se añade movimiento o animación, cuarta dimensión.

Incluso pueden hacer que los chicos se interesen en carreras prácticas como Arquitectura, Diseño de Interiores, Ingeniería, Diseño Gráfico, Pintura, Fotografía, Escultura y hasta Odontología.

Las clases de manualidades significan mucho para los niños que no tienen un desempeño sobresaliente en las asignaturas formales, para los que simplemente se aburren con los métodos tradicionales de enseñanza o para los que tienen una carga académica muy fuerte.

“Son un escape -comenta García Marcano-. En la vida no somos buenos en todo y esta es una forma de premiar también a aquellos estudiantes que tienen ciertas cualidades artísticas”.

Para estudiantes tímidos o que han pasado por algún conflicto personal o familiar, la clase de artes manuales se convierten en una forma de terapia, pues les permite canalizar sus sentimientos a través de un proyecto artístico.

((En equipo


Habilidades sociales


El trabajo creativo incentiva el desarrollo de habilidades sociales. Al emprender un proyecto en equipo, los alumnos se divierten, intercambian ideas, se conocen mejor, descubren las cualidades de cada uno y fortalecen su liderazgo.

“Los estudiantes se divierten mucho trabajando en equipo y a la vez aprenden”, afirma Carolina García Marcano.

En definitiva, según la arquitecta, este tipo de clases no solo invita a los participantes a pasar un rato entretenido: les da oportunidad de hacer algo útil e incluso de encaminarse por una carrera o profesión para el futuro.

Un taller creativo en el aula


Existe un sinnúmero de opciones para las clases de manualidades. Los chicos pueden hacer dibujos, pinturas, collages, maquetas, modelos o instalaciones.

Estas opciones se enriquecen aún más gracias al reciclaje, y no solo por el factor económico, sino porque el DIY (abreviación de la expresión “do it yourself” o “hazlo tú mismo”) es una tendencia.

Además, el reciclaje fomenta la creatividad.

“Es increíble el uso que se le puede dar a cualquier artículo o material y crear algo totalmente nuevo”, expresa la arquitecta Carolina García Marcano, directora del Centro para las Artes, Arquitectura, Diseño e Ingeniería (Cademy).

La complejidad de los trabajos de arte y el proceso para completarlos varía dependiendo de la edad de los estudiantes. No es lo mismo desarrollar proyectos con niños que con adolescentes.

García Marcano explica que el trabajo con niños brinda la oportunidad de involucrar en el proceso diferentes colores, texturas, formas y dimensiones.

Los ejercicios son más cortos y las clases se fundamentan en trabajos manuales y visuales. Se pueden incluir juegos como Lego, Minecraft y The Sims, que ayudan a crear espacios y formas de una manera muy entretenida.

Los niños aprenden jugando y con ellos conviene aplicar métodos lúdicos y organizar actividades que estimulen su creatividad e imaginación.

En el caso de los pre-adolescentes y adolescentes, García Marcano explica la estrategia que usa en Cademy, cuyo programa combina disciplinas como el dibujo técnico, lineal, los modelos y maquetas, perspectivas en programas para la computadora y dibujo a mano.

Las clases para jóvenes pre-universitarios se abordan de forma más “aterrizada” y los acercan a diferentes carreras para que estos tengan una noción más clara de las carreras que les interesan, dándoles la oportunidad de experimentar un taller cercano a la realidad.

“Esto -señala García Marcano- ayuda a los estudiantes a conocer un poco más de ciertas profesiones y aprender cosas nuevas”.

Adelantos


Para los artistas es importante dar a conocer sus trabajos y sus adelantos.

“No sabemos de qué somos capaces hasta que intentamos hacer algo”, dice García Marcano.

Reconocer el valor de la obra que realizan los chicos en sus clases de artes manuales fortalece su autoestima y fomenta su deseo de seguir aprendiendo.

Por eso las manualidades no se quedan en el aula, sino que se dan a conocer a la familia, los amigos y de manera especial a los padres.

Los padres se sorprenden y se enorgullecen de la obra que pueden hacer sus hijos.

García Marcano recuerda el caso de una madre a la cual se le aguaron los ojos al ver una perspectiva de la habitación ideal hecha por su hija de 13 años. Esta mamá tenía algunas dudas sobre la clase, pero se sorprendió del talento de su hija para el diseño.

Muchas veces el resultado de las clases de manualidades se entregan como obsequio a los padres.

Según García Marcano, hay que tratar de hacer un proyecto especial cuyos colores, materiales y texturas se correspondan con los gustos de la persona a quien está destinado.

Otras veces, las obras quedan como recuerdo de un aprendizaje, y esa es otra razón para tratar de ser originales, dando a los niños y jóvenes las herramientas para llevarlas a cabo pero permitiéndoles que cada uno ponga su toque personal.

“Cada proyecto es ‘nuestro bebé’; por lo tanto, se le pone tanto amor que es un trofeo y un reto superado”, comenta la arquitecta.

Cuando las artes manuales se realizan en grupo surge una dificultad: ¿quién se queda con el proyecto finalizado? García Marcano plantea que en este caso la salida es organizar una exposición.

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LA SATISFACCIÓN DE ENSEÑAR


Carolina García Marcano, directora de Cademy (www.cademyrd.com), afirma que enseñar artes manuales a niños y adolescentes produce una gran satisfacción debido a la energía y alegría de los estudiantes.

De acuerdo con la arquitecta y educadora, los niños y adolescentes no temen equivocarse y dan el cien por ciento de sí, tienen deseos de hacer algo único y eso, sumado al humor, la lluvia de ideas y el uso de la música durante las clases es “poderoso” y “terapéutico” para un profesor.

“No hay mayor satisfacción para un educador saber que un estudiante se pasó varias horas diseñando un trabajo porque estaba inspirado. Hemos tenido padres que nos comentan que su hijo o hija se la pasó hasta la madrugada diseñando su casa ideal. Poder tener ese impacto en un adolescente y en una familia es algo que no tiene precio”, concluye García Marcano.

Jaclin Campos
jaclin.campos@listindiario.com
Santo Domingo

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Temas: Áreas infantiles, Arte, Niños

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