Las cocinas retro tienen una magia especial. Evocan una época en la que cocinar era un ritual familiar, los colores eran alegres y cada objeto parecía tener una historia que contar. Inspiradas en los años 50, 60 y 70, estas cocinas combinan la calidez del pasado con la funcionalidad del presente, logrando espacios llenos de encanto y personalidad.
Los tonos pastel como el verde menta, el azul celeste y el rosa empolvado son clásicos de la estética retro. Puedes mezclarlos con acentos en rojo, turquesa o amarillo mostaza para aportar energía y contraste. La clave está en mantener una paleta armónica y acogedora, que invite a disfrutar el tiempo en la cocina.
Las cocinas de antaño se distinguían por sus líneas suaves y redondeadas. Las mesas de fórmica, las sillas tapizadas en vinilo y los estantes abiertos de madera clara son detalles que reviven esa época. Si prefieres un toque moderno, puedes optar por réplicas o reinterpretaciones contemporáneas de esos diseños clásicos.
Incorpora utensilios metálicos, frascos de vidrio, relojes redondos y carteles decorativos con tipografía antigua. Una vajilla con flores pequeñas o cuadros de frutas puede ser el toque final que le dé autenticidad al ambiente. Cada pieza debe parecer salida de una historia familiar.